- Ah, bueno, es que la cerámica en el Ecuador, mira, tiene, pues, esa tradición, milenaria de la que hablábamos. Y es una tradición que se ha conservado. Son pequeñas figuritas, todas modulares, con las cuales se pueden construir realmente estos pueblos pequeños. Son todas distintas, hechas a mano por los indígenas de la Sierra ecuatoriana y es una de las formas de la tradición cerámica del Ecuador.
Hay otras, hay pequeñas figuras que los antiguos estafadores, los antiguos falcificadores de pieza construyen ahora con sus propias manos, que cuentan historias completas: un hombre en una hamaca, un racimo de banano ahí abajo y de otro lado, una mujer fugándose de la casa con su novio, allí. Como ves, son cosas muy, muy delicadas. Esto es otra... pues sí, esto es la comida típica de la costa ecuatoriana: el seviche.
- De la costa, ¿sí?
- Sí. El seviche se hace con diferentes productos del mar y hay pequeñas sevicherías como ésta, en todas las plazas. Pero hay nuchísimas otras cosas de la cerámica ecuatoriana. Hay unas campanas que pueden sonar, hay pequeñas imágenes de tiendas de frutas, de carpinterías, de los más distintos elementos. Siempre en el Ecuador la cerámica ha sido la tradición popular por excelencia.
- Sí, claro, todos estos objetos de cerámica son magníficas piezas de la artesanía nacional. Pero, hablando del Ecuador, me parece que hemos olvidado de una zona muy inportante, una zona muy enigmática y muy atrayente del país. Me refiero a la Amazonía ecuatoriana.
- Pues, ahí la tienes.
- Sí, un tucán de la Amazonía
- Sí, eso viene de la Amazonía. Y, además, trata de levantarlo, haz la puebla. Está hecho de palo de balsa. Es el palo tradicional de la Amazonía ecuatoriana. Es un palo muy liviano y de hecho durante la Segunda guerra mundial se usó para construir las alas de algunos modelos de aviones, precisamente por lo liviano que era. Sí, los tucanes son de la Amazonía y este tipo de artesanía viene de la Amazonía ecuatoriana.
El oriente, la Amazonía, un patrimonio incalculable de riquezas, un mar, un océano verde... Desde arriba parece como una inmensa alfombra color esmeralda sin fin. Sus ríos hacen unos extraños dibujos tortuosos color de la tierra. Por kilómetros y kilómetros el paisaje no varía. En vano uno espera ver la silueta de una cabaña, de un camión, rastro de la presencia humana.
Es increíble, sin embargo aquí, en esta impenetrable forestación amazónica, en esta exuberante naturaleza viven varios pueblos. El Oriente, este nombre que es pronunciado con una cierta reverencia y preocupacion, esconde en sus entrañas insondables secretos: el petróleo, el uranio, una gran variedad de minerales. Lo llaman también «el infierno verde» y entonces los ríos son los únicos puntos de referencia y de penetración. Desde los Andes al Atlántico el nivel es mínimo, solamente pocas decenas de metros y es por eso que los ríos se deslizan con lentitud formando labirintos y decenas de curvas con juegos raros. Tienen nombre como río Pastaza, Curarái, Cononaco, Aguarico, Coca. O como el río Napo, aquel que Francisco de Orellana, lugarteniente de Pizarro, buscando el Dorado, lo recorrió hasta encontrar el río Amazonas y luego el Atlántico. Esto sucedió hace cinco siglos y sucede todavía.
Y ahora una fauna muy variada, donde viven animales de toda especie. Las nutrias que se alimentan de peces y pequeños mamíferos; tortugas mata-mata que conviven con peligrosos animales, y aquellas rayas venenosas; pécaris o puercos salvajes. Luego, el reino de los reptiles, ranas polícromas muy variadas, endróvadas y atelopas, algunas venerosas, utilizadas por los indios por su venero, el curare, que emplean en sus flechas; serpientes de toda clase que se deslizan silenciosas en la humedad del bosque; las enormes anacondas, largas, hasta 10 metros y que viven en los lugares pantanosos. El tucán con su enorme pico, propio para su alimentación, es el símbolo de la fauna amazónica.
Уважаемый посетитель!
Чтобы распечатать файл, скачайте его (в формате Word).
Ссылка на скачивание - внизу страницы.